El 26 de setiembre se realizó el taller “¿Qué es ser docente hoy?” en el profesorado 113 de San Martín al cual concurrieron alrededor de 15 personas entre docentes y estudiantes.
El encuentro comenzó con algunas palabras que tenían que ver con su fundamentación: “Hemos pensado algunas líneas para dar comienzo a este encuentro y nos ha parecido conveniente, comentar por qué la propuesta es reflexionar sobre el rol docente hoy. Todos experimentamos diariamente en las escuelas, el acontecer de los hechos sociales que algunos nombran como crisis, decadencia o transformación de las instituciones (entre ellas la educativa), en un contexto de alta precariedad laboral e incertidumbre. Y buscamos, sin saber muy bien por dónde, algo nuevo. Pero, ¿por dónde empezar? No hay respuesta segura, y de hecho, la tarea docente es muchas veces, trabajar con el imprevisto. Sin embargo, algo sí creemos indispensable: repensar nuestra situación como educadores”.
Luego, en cuanto a la conveniencia de este taller: el preguntarnos respecto al por qué y para qué del mismo, nos ha conducido a la búsqueda de campos donde podamos decir nuestra palabra; intento de unión de la experiencia con el saber, algo que en estos días encontramos en carriles opuestos: ¿Por qué no podemos los educadores opinar sobre lo que pasa en las aulas? ¿Por qué no podemos pensar cuáles son los problemas de la educación, de la enseñanza? No creemos válido que sólo sean los especialistas los únicos portadores de voz legítima para reflexionar sobre las dificultades de la enseñanza hoy; queremos intervenir en la definición y construcción de “nuestros problemas” y, por ende, de sus soluciones. Y es entonces, en la necesidad de contrariar la oposición entre saber y experiencia y en el contexto de un trabajo colectivo más amplio, donde surge la idea de este espacio; consideramos imprescindible problematizar lo hecho, lo dado, a fin de revisar y transformar nuestro trabajo cotidiano.
Ahora bien, para recuperar la autoridad perdida, es decir, el lugar de poder decir nuestra palabra como educadoras y educadores, y como trabajadoras y trabajadores de la educación, es necesario que antes nos pensemos nosotras/os con la suficiente facultad para hacerlo. Por eso, entendemos esta reunión, como espacio propicio para permitirnos reconocernos en otros y comenzar a reconstruir el espacio público.
Sólo se puede enseñar lo vivido y guiar en lo experimentado; no podemos acompañar a nuestros alumnos en el aprender a decir la palabra, sin apropiarnos nosotros y nosotras de la propia.
Por tanto, esperamos que este taller haya servido para que cada uno de nosotros rastree en su biografía, su historia personal y social; para poder inmiscuimos en ese camino de acertijos, imaginación, juego, e interrogarnos: ¿Qué es ser docente hoy? ¿Qué hacemos? ¿Cómo lo hacemos? ¿Cómo nos ven? ¿Cómo nos vemos?”
Estos fueron, por tanto, los objetivos:
_Pensar la actitud docente en los ámbitos de la escuela (institución y aula), la sociedad y el sindicato, la percepción que tenemos de la misma; y como nos ven los otros.
_Encontrar un camino de reflexión que nos permita superar la separación entre productores de saber y técnicos; posición en que estamos siendo colocados por las políticas educativas.
Después de las presentaciones se propuso a los concurrentes la dramatización de cuatro situaciones: 1- áulica, 2-social, 3-sindical, 4-institucional. Se repartieron tres consignas por cada una, y los concurrentes divididos en grupos eligieron las siguientes:
1- una clase.
2- docente en un piquete.
3- charla con el delegado.
4- un alumno se accidenta en la escuela.
Luego se pusieron en escena las dramatizaciones y después de un recreo con mate, galletitas, tortas, y algunas lecturas propuestas, volvimos a reunirnos para retomar la actividad, teniendo como base los siguientes tópicos: ¿Qué nos paso cuando encarnamos al personaje? ¿Qué apareció de nuestra historia? ¿Qué interrogantes se abrieron?
Por tanto, esperamos que este taller haya servido para que cada uno de nosotros rastree en su biografía, su historia personal y social; para poder inmiscuimos en ese camino de acertijos, imaginación, juego, e interrogarnos: ¿Qué es ser docente hoy? ¿Qué hacemos? ¿Cómo lo hacemos? ¿Cómo nos ven? ¿Cómo nos vemos?”
Estos fueron, por tanto, los objetivos:
_Pensar la actitud docente en los ámbitos de la escuela (institución y aula), la sociedad y el sindicato, la percepción que tenemos de la misma; y como nos ven los otros.
_Encontrar un camino de reflexión que nos permita superar la separación entre productores de saber y técnicos; posición en que estamos siendo colocados por las políticas educativas.
Después de las presentaciones se propuso a los concurrentes la dramatización de cuatro situaciones: 1- áulica, 2-social, 3-sindical, 4-institucional. Se repartieron tres consignas por cada una, y los concurrentes divididos en grupos eligieron las siguientes:
1- una clase.
2- docente en un piquete.
3- charla con el delegado.
4- un alumno se accidenta en la escuela.
Luego se pusieron en escena las dramatizaciones y después de un recreo con mate, galletitas, tortas, y algunas lecturas propuestas, volvimos a reunirnos para retomar la actividad, teniendo como base los siguientes tópicos: ¿Qué nos paso cuando encarnamos al personaje? ¿Qué apareció de nuestra historia? ¿Qué interrogantes se abrieron?
Nos encontramos con una situación áulica donde los chicos no se interesan por los contenidos porque parece haber una distancia sideral entre éstos y la realidad de los alumnos. Y aunque la docente se esfuerce por preparar la clase, se plantea el interrogante respecto a si es útil ir a la escuela ¿para qué sirve: la escuela y lo que se enseña-aprende allí?
Al mismo tiempo, cuando el docente se encuentra en un piquete con su alumno persiste en recuperarlo para la escuela, y no valora esa participación del chico en el reclamo por sus condiciones de vida o sus derechos. Es decir, parece que la acción del docente está divorciada de la realidad y que el único ámbito para educar que encuentra es la escuela. Si bien nuestro ámbito específico es la escuela, nos parece importante reflexionar acerca del alcance y la territorialización de la labor docente.
Al mismo tiempo, cuando el docente se encuentra en un piquete con su alumno persiste en recuperarlo para la escuela, y no valora esa participación del chico en el reclamo por sus condiciones de vida o sus derechos. Es decir, parece que la acción del docente está divorciada de la realidad y que el único ámbito para educar que encuentra es la escuela. Si bien nuestro ámbito específico es la escuela, nos parece importante reflexionar acerca del alcance y la territorialización de la labor docente.
También, quedó expuesta la soledad del docente cuando se dramatizó sobre las condiciones edilicias. En este momento se vio claramente como cada uno se preocupa por una parte del problema: la madre por el hijo lastimado, la directora por justificar las carencias del edificio y la desatención del consejo escolar, la maestra por la situación áulica que no puede controlar. Y este individualismo se exacerba en el momento de encuentro de los docentes con el delegado. Aquí aparecen el desinterés, la espera a que me informen, la preocupación por el descuento.
Lo que se apreció en general en todas las escenas es DESCONEXION entre los protagonistas, y la impotencia que sienten para solucionar el problema o encontrar un camino de entendimiento.
El último momento del taller consistió en lectura de textos propuestos de autores varios a elección individual o grupal.
De la lectura de los textos surgió:
El deterioro del las condiciones de trabajo, la sobrecarga ha llevado a perder el placer por enseñar y se planteó la tarea de recuperarlo. Para ello, debemos buscar al otro, ese otro social, los compañeros y los padres, ya que la tarea es esencialmente colectiva. Un aspecto fundamental de esta tarea es recuperar la propia palabra como paso previo a recuperar el control sobre nuestro proceso de trabajo y de construcción del conocimiento, y de una identidad docente transformadora, que se proponga pelear por cambiar las condiciones de enseñanza. Pero para ello es necesario que el/ la docente no se niegue como político y se atreva a replantearse toda la escuela.
¿Es posible cambiar la lógica general de funcionamiento de la escuela en este contexto?
El deterioro del las condiciones de trabajo, la sobrecarga ha llevado a perder el placer por enseñar y se planteó la tarea de recuperarlo. Para ello, debemos buscar al otro, ese otro social, los compañeros y los padres, ya que la tarea es esencialmente colectiva. Un aspecto fundamental de esta tarea es recuperar la propia palabra como paso previo a recuperar el control sobre nuestro proceso de trabajo y de construcción del conocimiento, y de una identidad docente transformadora, que se proponga pelear por cambiar las condiciones de enseñanza. Pero para ello es necesario que el/ la docente no se niegue como político y se atreva a replantearse toda la escuela.
¿Es posible cambiar la lógica general de funcionamiento de la escuela en este contexto?