Rafael Nahuel

Rafael Nahuel

Santiago

Santiago

viernes, 14 de agosto de 2009

¿Expulsiones en el Suteba? Esto no es nuevo compañeras/os…

EL SINDICATO ES MÍO, MÍO, SÓLO MÍO


Pasadas las elecciones y terminada la campaña en donde la renovada Lista Celeste-Gris mostró sus “conquistas” y “discurso progresista”, aparece la verdadera cara del asunto. Por un comunicado nos enteramos que a seis compañeras históricas del sindicato -varias de ellas fundadoras de la Celeste
[i]- las echaron de su agrupación y se preparan para pedir su expulsión del sindicato.
Las acusaciones versan sobre su “forma de ser”; se habla de soberbia pero sólo se denuncia escuetamente el haber compartido datos con la oposición: ¿qué datos se nos niega a las compañeras y compañeros del gremio, que supone un problema revelar?
No nos parece que sea éste el verdadero problema. La Celeste-Conducción tiene una larga historia de expulsar a los opositores. Sobre todo aquéllos que considera un peligro para mantener el control del aparato sindical. O sea, la plataforma de ascenso de los dirigentes a otras instancias sindicales y políticas.
Haciendo un poco de historia encontraremos que la creación del Suteba allá por el ’86 se realizó sobre la expulsión de decenas de dirigentes socialistas que conducían los sindicatos de base absorbidos por el sindicato único Suteba. Ésta lamentable base de conformación permitió la consolidación del proyecto burocrático llevado adelante por la lista Celeste que, año tras año avanza en la transformación del sindicato en una cáscara, vacía de democracia y participación. A fines del año pasado dio un nuevo golpe al Estatuto sindical con cláusulas que garantizan mayor control (por ej. el Tribunal de Ética, que controlado por el propio oficialismo puede ser una herramienta para el castigo de los opositores) y la extensión de los períodos de cada directiva.
Es el mismo mecanismo por el cual en San Martín - 3 de Febrero se corta la lista de oradores en las asambleas apenas estas comienzan y no se llama a plenarios de delegados hace varios años, para “no escuchar a los que piensan distinto”.

Quienes somos parte activa de la vida gremial hace muchos años tenemos la obligación de recuperar la historia para las nuevas generaciones. Es por eso que las agrupaciones: Resistencia Colectiva y La Violeta de San Martín – 3 de Febrero, conformadas por compañeras y compañeros de distintas generaciones, levanta su voz para denunciar el atropello de la nueva directiva con su método soberbio y patotero, legitimando una lógica machista puesta en evidencia en la designación de varones en los principales cargos de la nueva directiva y excluyendo, acusando y expulsando a las compañeras mujeres, militantes de nuestro sindicato: ALICIA DUPUY, GRACIELA BELLES, MARTA LOZANO, MÓNICA CORSARO, ANDREA MEZA Y MARÍA ALMIRÓN.

Va hacia ellas toda nuestra solidaridad y el rechazo a toda acción que se pretenda tomar contra ellas. A pesar de haber estado enfrentados con sus posiciones de defensa de una política que, entendemos, fue alejando al docente de base de la vida gremial y de las decisiones que hacen a nuestra forma de organización sindical y trabajo.
[i] Cuando los ex azules, que hoy dirigen travestidos (o colgados) al celestismo, conducían pero como opositores al oficialismo provincial. O sea los que en la era Federico eran Azul y Blanco. NO OLVIDAR, para poder avanzar en serio.


La Violeta de San Martín y 3 de FebreroAgrupación Docente Resistencia Colectiva

Elecciones SUTEBA 2009

Resultado de las elecciones del SUTEBA seccional San Martín/3 de Febrero:

Lista CELESTE-GRIS: 624 votos
Lista ROSA-AZUL-MARRÓN-PÚRPURA-ROJO: 393 votos
Lista VIOLETA-BORDÓ-NARANJA-LILA: 230 Votos
En blanco: 16 votos

La Burocracia Celeste retiene el sindicato que dirije por más de 20 años y, con la última modificación del estatuto, lo hará por cuatro años más.

Reflexión

GANAR una reflexión colectiva


Lo que sigue forma parte de reflexiones aún en curso, en torno a la participación de nuestra agrupación Resistencia Colectiva, en las futuras elecciones de SUTEBA. Este material es tanto una forma de pensarnos como también una manera de abrirnos al conjunto de la docencia y pensar juntos nuestra realidad, deseos y posibilidades.


Elecciones

Los procesos eleccionarios suelen ser momentos en los que las organizaciones políticas dejan traslucir: lógicas de militancia y construcción, formas de organización, objetivos, métodos. De esta emergencia es posible identificar caminos, líneas de acción. Simplificando mucho la cuestión podemos pensar en dos grandes concepciones: por un lado, si creemos que ganar las elecciones es el primer y más importante paso para la construcción de una alternativa, intentaremos formar frentes con ese primer objetivo. Todo debate más general queda desdibujado, subsumido o directamente desechado. Todas las organizaciones que participan de un frente con esas características se unen con el objetivo común de ganar. De derrotar a la burocracia como primer paso en la construcción de un sindicato alternativo al servicio de las mayorías docentes.
Por otro lado, para los que no pensamos que ganar una elección es el primer paso, la cosa cambia. El proceso eleccionario en su conjunto se vuelve parte –ni el todo, ni lo primero– de una construcción más amplia, más abarcadora también. Se vuelve parte de una construcción que entiende que ganar un sindicato es importante, muy importante, pero no imprescindible. Que no hay que ganarlo de cualquier manera y a cualquier precio.
No es el todo porque la escuela, los pibes, las docentes, exceden en mucho a una elección, a un sindicato. No es el primer paso porque la política no se hace desde arriba, desde los dirigentes, desde la vanguardia. Se hace desde abajo, desde los debates más chiquitos, los que parecen intrascendentes. Se hace desde las prácticas cotidianas, las pequeñas decisiones.
Los que formamos pate de Resistencia Colectiva creemos que esto puede ser cambiado. Que podemos participar de las elecciones con otro perfil, con otro objetivo que el simple ganar. Pero lejos de imponer lo que consideramos virtuoso, proponemos el más amplio, sincero y fraternal debate, desterrando todo sectarismo.
Abrirnos a distintas formas de pensar y hacer política supone estar dispuestos a defender posiciones, métodos; pero también a modificar posturas si en la dinámica del debate se demuestran equivocadas o contraproducentes a los fines propuestos. Implica también la necesidad de hacernos de herramientas teórico-discursivas que nos permitan participar tanto de las discusiones con otras agrupaciones, como así también para generar y sostener espacios de debate y construcción al interior de las escuelas.

Sindicato

Los sindicatos son organizaciones de las masas. Y, como tales, no se organizan como lo hace un partido o una agrupación. Los sindicatos son de todas las y los trabajadores del gremio, en toda su multiplicidad. De aquí que reclamar para el sindicato la independencia del Estado, gobierno, lobby patronal y todo partido político, no sea una formulación para la relación con el afuera; sino una posición política que cala profundo en la dinámica del gremio porque hace al núcleo de la propuesta para una democracia sindical real, no subsidiaria de necesidades y proyectos sectoriales.
En este sentido, los que formamos partes de Resistencia Colectiva, entendemos que la tarea general de un sindicato es crear las condiciones para que la base construya herramientas de participación y lucha, en la forma más democrática y pluralista posible, desenvolviendo una práctica y conciencia de clase, para enfrentar las políticas del capital y sus funcionales burocracias.
La tarea es muy compleja ya que la burocracia no sólo se ha instalado en las direcciones de casi todos los sindicatos de nuestro país, sino, lo que es aún peor, ha logrado instalar un discurso y una lógica que naturaliza su funcionamiento, ocultando su complicidad, y restringiendo al máximo la posibilidad de cambio.
Cambio que se presenta cada vez más necesario dado la inminencia de una de las crisis más agudas de los últimos 60 años, y que amenaza principalmente a todas las y los trabajadores del globo.
Pero hay grietas. La dinámica humana nos ha mostrado que la historia no terminó. Que es posible pelearle al mundo un lugar. Es posible pensar un futuro para todas y todos.

Unidad

La palabra “unidad” puede ser entendida en múltiples formas. Con respecto a las alianzas electorales de oposición -conformación de lista unitaria- la unidad aparece, por lo general, como la única forma de derrotar al oficialismo y recuperar el sindicato para las trabajadoras y trabajadores. Pero esta naturalización debe ser mediada por un debate más profundo. Tomada así, la unidad aparece como un axioma, un principio que, como tal, no puede ser discutido sin atentar contra él; al menos en su carácter de principio.
Pero para nosotros, los que entendemos que las mujeres y los hombres nos vamos construyendo sobre la marcha, que la historia resulta de del ir y venir, de saltos y continuidades, de construcciones dinámicas: la unidad no es un axioma. La unidad para nosotros es un proceso y un camino. Partimos de la diversidad como situación de los grupos humanos. La unidad como construcción es fruto del debate de ideas y posiciones políticas. Pero fundamentalmente es fruto de una práctica común, de las coincidencias políticas y metodológicas devenidas de un pensar nuestra práctica concreta.
Esta unidad como proceso, entonces, no puede ser impuesta. Tampoco puede ser patrimonio de pocos.
Por lo dicho anteriormente creemos que la unidad para pelear la dirección de un sindicato no puede ser el resultado de un acuerdo entre agrupaciones. Si el objetivo, además de ganar, es transformar el sindicato, la unidad tiene que ser real. Y para ser real tiene que darse tanto en los ámbitos políticos y metodológicos, como en la práctica concreta.

Ganar

Ganar no es reemplazar al oficialismo celeste por otro color. Si el objetivo final es transformar la dinámica general del sistema educativo, no podemos quedarnos en un enroque cromático. Ganar es transformar el sindicato; es devolverlo a sus trabajadoras y trabajadores para constituirlo en herramienta de construcción, participación y lucha. Ganar es democratizar. Es derribar las barreras que separan a la dinámica sindical de la más general de la escuela. Ganar un sindicato es siempre potestad de las trabajadoras y trabajadores de la educación y no de una agrupación. Tampoco de todas las agrupaciones juntas.
Ganar es construir las condiciones de posibilidad de una apropiación real de la política por parte del colectivo. Es ligar los procesos escolares con los procesos políticos más generales a nivel nacional e internacional. Ganar un sindicato es mancomunar a la docencia con el resto de la comunidad educativa, en un proyecto común de liberación de las clases oprimidas que oponga al destino de exclusión y marginación, un mundo para todas y todos.
Esta lucha es más general, toma en cuenta muchos y múltiples factores que hacen a la vida escolar. Se pronuncia por el derecho a la educación como el derecho de los pueblos a ser motores de su cultura; una cultura y un conocimiento liberadores de las relaciones de explotación a que nos somete la dinámica capitalista. Un saber anclado profundamente en las condiciones reales de lucha y organización, pero también en los deseos desenvueltos en las cotidianas luchas que nos tienen como protagonistas a las y los trabajadores, a las y los explotados y marginados.

Ganar es luchar y construir en una simbiosis imposible de desentramar.


Agrupación Docente Resistencia Colectiva

Paro de CTA

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27 de Mayo