EL SINDICATO ES MÍO, MÍO, SÓLO MÍO
Pasadas las elecciones y terminada la campaña en donde la renovada Lista Celeste-Gris mostró sus “conquistas” y “discurso progresista”, aparece la verdadera cara del asunto. Por un comunicado nos enteramos que a seis compañeras históricas del sindicato -varias de ellas fundadoras de la Celeste[i]- las echaron de su agrupación y se preparan para pedir su expulsión del sindicato.
Las acusaciones versan sobre su “forma de ser”; se habla de soberbia pero sólo se denuncia escuetamente el haber compartido datos con la oposición: ¿qué datos se nos niega a las compañeras y compañeros del gremio, que supone un problema revelar?
No nos parece que sea éste el verdadero problema. La Celeste-Conducción tiene una larga historia de expulsar a los opositores. Sobre todo aquéllos que considera un peligro para mantener el control del aparato sindical. O sea, la plataforma de ascenso de los dirigentes a otras instancias sindicales y políticas.
Haciendo un poco de historia encontraremos que la creación del Suteba allá por el ’86 se realizó sobre la expulsión de decenas de dirigentes socialistas que conducían los sindicatos de base absorbidos por el sindicato único Suteba. Ésta lamentable base de conformación permitió la consolidación del proyecto burocrático llevado adelante por la lista Celeste que, año tras año avanza en la transformación del sindicato en una cáscara, vacía de democracia y participación. A fines del año pasado dio un nuevo golpe al Estatuto sindical con cláusulas que garantizan mayor control (por ej. el Tribunal de Ética, que controlado por el propio oficialismo puede ser una herramienta para el castigo de los opositores) y la extensión de los períodos de cada directiva.
Es el mismo mecanismo por el cual en San Martín - 3 de Febrero se corta la lista de oradores en las asambleas apenas estas comienzan y no se llama a plenarios de delegados hace varios años, para “no escuchar a los que piensan distinto”.
Quienes somos parte activa de la vida gremial hace muchos años tenemos la obligación de recuperar la historia para las nuevas generaciones. Es por eso que las agrupaciones: Resistencia Colectiva y La Violeta de San Martín – 3 de Febrero, conformadas por compañeras y compañeros de distintas generaciones, levanta su voz para denunciar el atropello de la nueva directiva con su método soberbio y patotero, legitimando una lógica machista puesta en evidencia en la designación de varones en los principales cargos de la nueva directiva y excluyendo, acusando y expulsando a las compañeras mujeres, militantes de nuestro sindicato: ALICIA DUPUY, GRACIELA BELLES, MARTA LOZANO, MÓNICA CORSARO, ANDREA MEZA Y MARÍA ALMIRÓN.
Va hacia ellas toda nuestra solidaridad y el rechazo a toda acción que se pretenda tomar contra ellas. A pesar de haber estado enfrentados con sus posiciones de defensa de una política que, entendemos, fue alejando al docente de base de la vida gremial y de las decisiones que hacen a nuestra forma de organización sindical y trabajo.
[i] Cuando los ex azules, que hoy dirigen travestidos (o colgados) al celestismo, conducían pero como opositores al oficialismo provincial. O sea los que en la era Federico eran Azul y Blanco. NO OLVIDAR, para poder avanzar en serio.
La Violeta de San Martín y 3 de FebreroAgrupación Docente Resistencia Colectiva
Pasadas las elecciones y terminada la campaña en donde la renovada Lista Celeste-Gris mostró sus “conquistas” y “discurso progresista”, aparece la verdadera cara del asunto. Por un comunicado nos enteramos que a seis compañeras históricas del sindicato -varias de ellas fundadoras de la Celeste[i]- las echaron de su agrupación y se preparan para pedir su expulsión del sindicato.
Las acusaciones versan sobre su “forma de ser”; se habla de soberbia pero sólo se denuncia escuetamente el haber compartido datos con la oposición: ¿qué datos se nos niega a las compañeras y compañeros del gremio, que supone un problema revelar?
No nos parece que sea éste el verdadero problema. La Celeste-Conducción tiene una larga historia de expulsar a los opositores. Sobre todo aquéllos que considera un peligro para mantener el control del aparato sindical. O sea, la plataforma de ascenso de los dirigentes a otras instancias sindicales y políticas.
Haciendo un poco de historia encontraremos que la creación del Suteba allá por el ’86 se realizó sobre la expulsión de decenas de dirigentes socialistas que conducían los sindicatos de base absorbidos por el sindicato único Suteba. Ésta lamentable base de conformación permitió la consolidación del proyecto burocrático llevado adelante por la lista Celeste que, año tras año avanza en la transformación del sindicato en una cáscara, vacía de democracia y participación. A fines del año pasado dio un nuevo golpe al Estatuto sindical con cláusulas que garantizan mayor control (por ej. el Tribunal de Ética, que controlado por el propio oficialismo puede ser una herramienta para el castigo de los opositores) y la extensión de los períodos de cada directiva.
Es el mismo mecanismo por el cual en San Martín - 3 de Febrero se corta la lista de oradores en las asambleas apenas estas comienzan y no se llama a plenarios de delegados hace varios años, para “no escuchar a los que piensan distinto”.
Quienes somos parte activa de la vida gremial hace muchos años tenemos la obligación de recuperar la historia para las nuevas generaciones. Es por eso que las agrupaciones: Resistencia Colectiva y La Violeta de San Martín – 3 de Febrero, conformadas por compañeras y compañeros de distintas generaciones, levanta su voz para denunciar el atropello de la nueva directiva con su método soberbio y patotero, legitimando una lógica machista puesta en evidencia en la designación de varones en los principales cargos de la nueva directiva y excluyendo, acusando y expulsando a las compañeras mujeres, militantes de nuestro sindicato: ALICIA DUPUY, GRACIELA BELLES, MARTA LOZANO, MÓNICA CORSARO, ANDREA MEZA Y MARÍA ALMIRÓN.
Va hacia ellas toda nuestra solidaridad y el rechazo a toda acción que se pretenda tomar contra ellas. A pesar de haber estado enfrentados con sus posiciones de defensa de una política que, entendemos, fue alejando al docente de base de la vida gremial y de las decisiones que hacen a nuestra forma de organización sindical y trabajo.
[i] Cuando los ex azules, que hoy dirigen travestidos (o colgados) al celestismo, conducían pero como opositores al oficialismo provincial. O sea los que en la era Federico eran Azul y Blanco. NO OLVIDAR, para poder avanzar en serio.
La Violeta de San Martín y 3 de FebreroAgrupación Docente Resistencia Colectiva